EL USO DEL DIEZMO
EL SOSTÉN DE LA OBRA
Los últimos
años del tiempo de prueba están pasando a la eternidad. El gran día del Señor
está sobre nosotros. Toda energía que
poseemos deberíamos emplearla ahora para estimular a los que están muertos en
sus transgresiones y pecados... {CMC 39.1; CS.35.1}
Es tiempo de
prestar atención a la Palabra de Dios. Todos sus requerimientos han sido dados
para nuestro bien. El pide que los que están bajo el estandarte ensangrentado
del Príncipe Emanuel den evidencia de que comprenden su dependencia de Dios y
su responsabilidad frente a él al devolverle una parte de lo que él les ha confiado. Este dinero debe
utilizarse para promover la obra que debe hacerse a fin de cumplir la comisión
dada por Cristo a sus discípulos... {CMC 39.2; CS.35.2}
El pueblo de
Dios es llamado a una obra que requiere dinero
y consagración. Las obligaciones que descansan sobre nosotros nos hacen
responsables de trabajar para Dios hasta el máximo de nuestra habilidad. El
pide un servicio indiviso, la completa devoción del corazón, el alma, la mente
y las fuerzas. {CMC 39.3; CS.35.3}
En el universo hay tan sólo dos lugares
donde podemos colocar nuestros tesoros: en la tesorería de Dios o en la de
Satanás; y todo lo que no se dedica al servicio de Dios
se pone en el lado de Satanás, y va a fortalecer su causa.
El Señor se propone que los medios confiados a
nosotros se empleen en la edificación de su reino. Sus bienes nos han sido
confiados en nuestra calidad de mayordomos suyos para que los manejemos cuidadosamente
y le llevemos los intereses en términos de almas salvadas. Estas almas a su turno
se convertirán en mayordomos confiables que colaborarán con Cristo para
estimular los intereses de la causa de Dios. {CMC 39.4; CS.35.4}
NO GASTAR DINERO EN CAPRICHOS
Cuando se lleva
a cabo esto dando al Señor lo que le pertenece en diezmos y ofrendas, se abrirá el camino
para que el mundo escuche el mensaje que el Señor se propone que éste oiga.
Si nuestro pueblo poseyera el amor de Dios en el corazón, si cada miembro de
iglesia estuviera imbuido por el espíritu de abnegación, no habría falta de
fondos para las misiones nacionales y extranjeras; nuestros recursos se
multiplicarían; se abrirían mil puertas de utilidad, y se nos invitaría a
entrar por ellas. Si se hubiera cumplido el propósito de Dios de presentar el
mensaje de misericordia al mundo, Cristo habría venido y los santos habrían
recibido la bienvenida a la ciudad de Dios. {CMC 40.3; CS.36.3}
Si alguna vez hubo un tiempo cuando ha
sido necesario hacer sacrificios, es ahora.
Hermanos y hermanas, practicad la economía en vuestros hogares. Desechad los
ídolos que habéis colocado delante de Dios. Abandonad vuestros placeres
egoístas. Os
ruego que no gastéis dinero en embellecer vuestras casas, porque vuestros
recursos pertenecen a Dios y a él tendréis que dar cuenta por su uso. No utilicéis el dinero de Dios para gratificar los
caprichos de vuestros hijos. Enseñadles que Dios tiene derecho sobre
todo lo que poseen y que nada podrá cancelar ese derecho. {CMC 41.1; CS.37.1}
El dinero
constituye un capital necesario. No lo gastéis pródigamente sobre los que no lo necesitan.
Hay quienes
tienen necesidad de vuestros donativos voluntarios. En el mundo hay
gente que tiene hambre y que muere por falta de alimento. {CMC
41.2; CS.37.2}
Somos
peregrinos y extranjeros en el mundo. No gastemos nuestros medios gratificando deseos que Dios
quiere que reprimamos. Representemos adecuadamente nuestra fe
restringiendo nuestras necesidades. Que los miembros de nuestras iglesias se
levanten como un solo hombre y trabajen fervorosamente como quienes andan en la
plena luz de la verdad para estos últimos días... { CMC 42.1; CS.38.1 }
¿Qué valor
tiene una cuantiosa riqueza si se encuentra acumulada en costosas mansiones o
en bonos y acciones? ¿Cuánto pesa eso en la balanza en comparación con la
salvación de las almas por quienes ha muerto Cristo, el Hijo del Dios
infinito?—The Review and Herald, 24 de diciembre de 1903. { CMC 42.2; CS.38.2 }
NO ESTABLECER RELACIONES COMERCIALES CON LOS
INCRÉDULOS
Las verdades
más solemnes que alguna vez se hayan confiado a los mortales nos han sido dadas
para que las proclamemos al mundo. La divulgación de estas verdades constituye
nuestro trabajo. El mundo tiene que ser amonestado y el pueblo de Dios debe ser
fiel a la comisión que se le ha dado. Sus integrantes no deben dedicarse a especulaciones, ni
tampoco han de establecer relaciones comerciales con los incrédulos,
porque éstos les impedirían llevar a cabo la obra que se les ha dado que hagan.
{CMC 42.3; CS.38.3}
SOSTENER MISIONES EN EL EXTRANJERO
Esta obra de
entregar fielmente todos los diezmos para que haya comida en la casa de Dios, proporcionaría
obreros para los campos nacionales tanto como para los extranjeros.
Aunque los libros y otras publicaciones acerca de la verdad presente están
derramando sus tesoros de conocimientos en todas partes del mundo, sin embargo
hay que establecer puestos misioneros en diferentes lugares. El predicador
viviente debe proclamar las palabras de vida y salvación. Hay campos abiertos
que invitan a los obreros a entrar. La cosecha está madura y por todas partes
en la tierra se escucha el ferviente llamado macedónico que pide obreros. —The
Review and Herald, 19 de febrero de 1889. {CMC 43.2; CS.39.1}
NO
PODEMOS ABANDONAR LA OBRA
Nuestro mensaje
es de alcance mundial, y sin embargo muchos no están haciendo literalmente
nada, y muchos más están haciendo muy poco, y esto frente a la tremenda falta
de fe significa prácticamente nada. ¿Abandonaremos los campos que ya hemos
abierto en los países del extranjero? ¿Descartaremos una parte de la obra en
nuestras misiones nacionales? ¿Palideceremos frente a una deuda de unos pocos
miles de dólares? ¿Claudicaremos y nos convertiremos en holgazanes ahora que
nos encontramos en las escenas finales de la historia de este mundo? Mi corazón
dice: No, no. No puedo considerar este asunto sin experimentar el deseo
ardiente de que la obra siga avanzando. No queremos negar nuestra fe ni a
Cristo, sin embargo lo haremos a menos que avancemos a medida que la
providencia de Dios abre el camino. { CMC 44.1; CS.39.3 }
La obra no debe
detenerse por falta de recursos. Hay que invertir más dinero en ella. Hermanos
de América, ¡en el nombre del Maestro os ruego que os despertéis! Vosotros que
estáis ocultando vuestros talentos en la tierra, que estáis edificando casas y
añadiendo más tierra a la que ya poseéis, Dios os dice: “Vended lo que tenéis y
haced donativos”. Está por llegar el tiempo cuando los que guardan los
mandamientos no podrán comprar ni vender. Apresuraos a desenterrar vuestros
talentos ocultos. Si Dios os ha confiado dinero, sed fieles a ese legado; abrid
vuestros cofres y enviad vuestros talentos a los banqueros para que cuando
Cristo venga pueda recibir lo suyo con interés. { CMC 44.2; CS.40.1 }
No hay comentarios:
Publicar un comentario